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Artículos, "terceras" y cuadernos de bitácora
(1974-1999)
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Las Puertas del Drama,
-2 (1999), p. 3.
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“La creación inducida”
"'A mí no me estimulan los paisajes, sino las palabras', me decía una poetisa amiga nuestra, por lo demás teatrera; a mí, en cambio, me tientan los conflictos (hoy tan denostados), y tal le ocurrirá al músico con los sonidos o al escultor con los volúmenes. Son nuestros juguetes que, en virtud del juego, se convierten de insignificantes en significativos. Así, como quien sale de copas por ver qué se tercia, el creador alterna con los materiales de su creación ...".
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Las Puertas del Drama,
-3 (1999), p. 3.
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“Carne a la pimienta”
"En folios blancos, como este en el que ahora comienzo a garabatear, o en la pantalla, cuando quien escribe gusta de hacerlo como si tocara el piano; sea cual fuere el soporte —que los hubo más primarios y los habrá más tecnificados—, sirviéndonos de la escritura, los autores proyectamos la obra, soporte y estructura del hecho teatral. Que aquí, en la soledad del escritorio y no en el ajetreo del escenario, es donde se crea de la nada (?) lo que posteriormente será interpretado...".
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Presentación del Teatro escogido de Ricardo López Aranda
“Ya van siete”, me decía. “Ya serán menos”, le contestaba yo; “para mí, que te pones infartos”. Entre las numerosas presunciones de las que los humanos solemos gozarnos, él había escogido la de sus infartos; presumía de ellos, alardeaba de esa suerte o de esa obstinación con la que solía burlar a la muerte cuando ésta le requería. Entre divertido y asustado, nos daba cuenta de ese último conflicto, de ese último drama que cada cual escribe a su manera, por más que a todos nos acabe igualando el desenlace...
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Ricardo López Aranda. Teatro. Obras escogidas. Asociación de Autores de Teatro. |
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ABC,
10-junio-1998 (1ª ed.), p. 68 . |
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“Max o menox”
Qué pena, ¿no? Para una vez que nos apuntamos al glamour y a la impostura (todo sea por la promoción del teatro), resulta que se nos derraman las reivindicaciones en medio del festejo y salpicamos de inconveniencias a los invitados. Digo yo que el temor a que alguien "contestase" el carácter hollywoodiense de la gala pudo ser el origen de la idea: "Hagamos una gala contestataria y así, autocontestándonos, evitaremos que a nadie se le ocurra contestarnos". Ingenioso, brillante incluso, pero en el papel. Puesta en pie, la ocurrencia hace aguas y zozobra y, al final, todos náufragos.
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En: Mariano de Paco (ed.), Creación escénica y sociedad española, Murcia, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia, 1998, pp. 25-29.
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“El poder de los signos escénicos
y el poder”
Arrabal cuenta (ignoro sus fuentes, pero la historia es tan verosímil que no dudo en citarla) cómo Stalin, ante el dilema de poner el teatro en manos de los actores (peligrosos por su popularidad) o de los autores (peligrosos por su actitud crítica), optó por otorgar el poder a los tramoyas, gremio que consideró más domeñable, y así convirtió a los regidores en directores de escena; cargo que en no pocas ocasiones se adornó con las más altas cualidades artísticas, pero cuya función original fue la de comisario político; dicho esto sin acritud y sólo por redondear la broma con terminología a juego.
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Primer Acto, 270 (sept.-oct. 1997), pp. 22-23. |
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“Triple salto mortal con pirueta”
Puede que la otra vida no sea sino una invención literaria (la respuesta interesada a una demanda de eternidad), mas el hecho de que su comprobación sea imposible no invalida su realidad compo expectativa. Pensar que todo acaba con la muerte es tan indemostrable como lo contrario. Ahora bien, si a esta falta de verificación le añadimos un ajuste de cuentas con premios y castigos, entonces ya no es posible sustraerse a la idea de que estamos siendo manipulados por aquellos que administran la divinidad como si fuera su patrimonio.
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Boletín de Renfe (1997)
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Acerca de las representaciones de A ciegas en el Museo del Ferrocarril
Siempre me interesó el teatro fuera del teatro, la invasión del espacio exterior, la andadura errática de los personajes que, concebidos para el escenario, se carnalizan en los lugares más inesperados. Y no me niego a la residencia, a la práctica estable, al hacer cotidiano en los lugares habituales y con los medios consolidados, no. Propugnar la excepción como norma no dejaría de ser una nueva norma, a la larga tan rutinaria como las demás...
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Boletín Informativo de la Asociación Colegial de Escritores de España, 35 (jun. 1996), p. 24.
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"Las dictaduras prohíben, las
democracias confunden”
Tal vez no sea más que un juego (un modo como otro cualquiera de aferrarse a la infancia) pero jugando explicamos el mundo. No el Universo, ni siquiera el planeta que habitamos, sino el mundo personal, el inmediato; y aunque lo más probable es que únicamente nos expliquemos a nosotros mismos, cuando esto se consigue, ya es un triunfo.
"Ordenar el caos", así se llama el juego. Y es tan fácil (en ocasiones) como imposible (las más de las veces), sin que nadie sepa bien de qué depende. Su práctica consiste en disponer los colores, los sonidos, las palabras y/o los volúmenes de forma que el discurso sensitivo que se origina en nuestra memoria resuene en la memoria de los demás, dando así a entender aquello que era necesario ser entendido.
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En: C. Álvarez-Nóvoa (ed.), El autor tiene la palabra. (I Jornadas de Autores Teatrales Andaluces, 1995), Sevilla, Centro Andaluz de Teatro, col.“Cuadernos de Teatro”, 1996, pp. 192-198.
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“Análisis, diagnóstico
y tratamiento de las dolencias que aquejan al autor terminal”
“Guardar la obra en el cajón” era todo lo que había que hacer. Con sólo alcanzar este logro, el esfuerzo estaba ya justificado. Excepcionalmente, el texto podía ser premiado, editado, e incluso estrenado; sin embargo, visto con distancia, nada de eso parece ser que fuera la finalidad que se perseguía. Tengo la confusa sensación de que toda una generación de autores escribió textos teatrales con el único objeto de guardarlos en el cajón. La sola existencia de un teatro maldito servía para evidenciar el carácter inquisitorial de la Dictadura; régimen frente al cual la sociedad, como defensa natural y espontánea, inventaba las más diversas formas de militancia.
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En: 25 anys de Premi Born de Teatre, Menorca, Societat Cultural Cercle Artístic de Ciutadella de Menorca, 1995, pp. 47-48.
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“Que los premios suban a escena”
Me resulta difícil precisar en qué medida los premios han influido en mi trayectoria profesional. No cuestiono con esto su importancia, y mucho menos su conveniencia; todo lo contrario, pues el premio es un estímulo valiosísimo sin cuya existencia la historia del teatro español contemporáneo no sería la misma.
Cuando, fustigado por la censura, el teatro dio la espalda al autor español -entre otras razones, porque sus textos reflejaban la realidad que el poder pretendía ocultar- desde diversas instituciones, y por grupos de personas con vocación de francotiradores, se convocaron una serie de premios que de inmediato se convirtieron en válvulas de escape por las que salieron a la luz las obras de quienes sufrimos la represión.
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República de las Letras, 6 (Extra Diciembre 1997). (Monográfico: II Congreso Nacional de Autores de Teatro: “4 generaciones de autores españoles en activo”, Salamanca, 1995), pp. 61-66. |
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“Ideas para una política teatral
alternativa”
Hace aproximadamente un año, la Ministra de Cultura convocó a los profesionales del teatro con el fin de reflexionar juntos sobre las posibles iniciativas que convenía adoptar para salir de la crisis. Estábamos allí no sólo las víctimas de la tan cacareada crisis, sino también sus causantes; y todos, hermanados en el deseo de superarla, pedimos entonces reducción de impuestos, subvenciones por entrada vendida o, simplemente, incremento de las ayudas habituales; y aunque no faltaron propuestas puntuales de distinta naturaleza, como la del fomento del teatro infantil o las que yo mismo hice sobre la vertebración del público y sobre modelos alternativos de producción, puestos a resumir lo que allí se dijo en una sola frase, ésta sería: "Dénos usted más dinero para que sigamos haciendo lo mismo", petición que, de atenderse, ayudaría a solucionar los problemas económicos de la profesión, pero no resolvería en lo más mínimo la falta de vigencia social del teatro.
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En: Jesús Campos, Danza de ausencias, Guadalajara, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, 1993, pp. 11-12. |
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“Nota del autor (sobre Danza de ausencias)”
Nunca fui escritor de ideas previas. La palabra y su escritura, la codificación de los signos escénicos, la tiranía en fin de la creación, fue condicionando mi pensamiento, conduciéndolo a posiciones que jamás antes de su plasmación habría considerado como propias. Tal indagación, con la humildad y vanidad que esta actitud conlleva, me permitió avanzar al hilo de mis contradicciones, hasta situarme, allá a finales de los 70, frente a un texto, Es mentira, y su posterior puesta en escena, obra a partir de la cual ya nada tenía sentido. Si todo era mentira, mi trabajo también lo era; yo mismo era mentira...
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En: Primer Acto, 210-211 (sept.-dic. 1985), pp. 74-77. |
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“Bastante más que una crónica. (Sobre la coincidencia de Sastre y Arrabal en el Círculo)”
Pepe, el artículo que me pides para que me explique y cuente sobre la coincidencia en los Teatros del Círculo de Bellas Artes de obras de Arrabal y de Sastre y su significación, siento decirte que me es imposible. Me he puesto varias veces a ello y no controlo nada. La verdad es que me tiro de la engua y cuando quiero darme cuenta ya me he ido por las ramas, y acabo diciendo cosas que para nada me interesa oírmelas en voz alta. Así que, como no puedo darle más largas al asunto, lo único que se me ocurre es hacerme una entrevista, a ver si montándomelo por lo socrático, entre preguntas y respuestas, consigo encontrarle el punto.
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En: Jesús Campos, 7.000 gallinas y un camello, Madrid, La Avispa, 1983, pp. 17-28. |
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“Sobre la puesta en escena (de 7000 gallinas y un camello)”
Los límites del hecho teatral van más allá de los muros del local donde este se representa, y no me refiero a las vinculaciones sociedad-acto creativo; al cómo la creación se nutre de los modos sociales y estos, a su vez, encuetran en el teatro su portavoz y espejo. Me refiero, aquí, en concreto, al primer dato que el espectador recibe del discurso teatral y que le alcanza antes de la representación y fuera de la sala. Entre los muchos componentes que convergen en la creación del acto teatral, uno se anticipa y predispone al espectador no solo a la asistencia, sino a qué modo de asistencia. La publicidad, como primera información, establece las bases de la futura comunicación.
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"Teatro experimental”
En el conjunto de modos de creación con los que nos comunicamos, sobran ejemplos de cómo desde las esferas del Poder, y de una forma más genérica, desde las clases dominantes, se pretende, de forma sistemática, establecer el confusionismo, sobrevivir en la ambigüedad, utilizar esos modos que se suponen representativos de una “oposición” para desvirtuar sus valores y restar eficacia a los símbolos, signos, creaciones, organizaciones o simples términos de lenguaje, que de alguna manera puedan atentar contra el orden establecido...
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En: Primer Acto, 177 (feb. 1975), p. 39. |
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"Guía para entrar En un nicho... (sobre En un nicho amueblado)”
Ahora que vais a poneros a leer uno de mis textos, antes de que lo hagáis quisiera deciros alguna cosa que pueda serviros de orientación en ese laberinto que es un texto escrito, escrito como parte de un todo, como parte de un hecho teatral, y que ahora, con su publicación, queda necesariamente mutilado.
Mis textos, como veréis, tienen pocas acotaciones.No es que sea un autor abierto, que ya me gustaría, lo que pasa es que, como están escritos para servir de arranque a montajes que pretendo hacer, nunca pensé explicarme a mí mismo todas las relaciones que se producen paralelas al diálogo, porque de sobre las conozco; si anoté los diálogos fue porque no tengo memoria para tanto.
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En: Pipirijaina, 6-7 (ag.-sept. 1974), pp. 16-18. |
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“El
autor. Historia a bulto – Siglo tal antes de Cristo
hasta nuestros días – O cómo no decir
lo que es ser autor – Prosa”
Desde las primeras borracheras griegas hasta el mismísimo Molière, poco nos ha quedado, a lo más la resaca, textos, palabras y más literatura. De lo que fue el teatro, nada, porque el teatro es difícil de quedar; se da, se hace la magia y desaparece. Así, desaparece, para burla y escarnio de clasificadores, gentes de buen vivir que quieren convertir la comunicación en material estadístico-culturístico-museístico...
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En: Primer Acto, 67 (1965), pp. 8-11.
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Una encuesta entre los escenógrafos españoles
CUESTIONARIO
1º. ¿La evolución en la escenografía ha sido motivada por la temática de las obras, o por el contrario, sólo ha sido una deducción del momento plástico actual?...
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