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Artículos, "terceras" y cuadernos de bitácora
(2006-2009)
En: J. Campos, 7000 gallinas y un camello, Sevilla, Centro de Documentación de las Artes Escénicas de Andalucía, 2009: 97-142.
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"Cuaderno de bitácora: 7000 gallinas y un camello"
A comienzos de los 70, que es cuando reemprendo mi andadura teatral, los compañeros de más edad ya habían desarrollado algunas estrategias para burlar los controles de la censura (situar la acción en otro tiempo o en otro lugar fueron, sin duda, las más utilizadas); aun así, no sé si por temeridad o por desconocimiento, mis primeras obras las escribo a las claras y sin ningún miramiento. Sobre todo Furor, texto que "merecería" la prohibición unánime de los censores...
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En: J. Campos, La fiera corrupia, Bilbao, Txirlora – Centro de Documentación de Títeres de Bilbao, 2009: 95-99.
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"Cuaderno de bitácora: La fiera corrupia"
Cuando nos ponemos a escribir, generalmente lo hacemos pensando en algún colectivo o en alguien más o menos concreto; en nuestro "espectador modelo" (que diría Eco), por más que tal entelequia no siempre tenga cara sino que, las más de las veces, su identidad es tan imprecisa como la obra en ciernes con la que tratamos de comunicarnos con él. Vamos, que tanto la obra como su destinatario son fruto de nuestra imaginación...
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Las Puertas del Drama,
36
(2009), p. 3.
Especial: Literatura dramática siglo XXI. |
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"Teatro a la carta"
Si a día de hoy –con el 9% del siglo transcurrido– hubiera que inventariar los activos de nuestra ficción escénica, nadie podría decir que esta es reiterativa, clónica o monocorde, que si de algo adolece es de diversa o de falta de canon. Cierto que hay capillitas en las que puede darse el ombliguismo, pero con una mirada más amplia el paisaje que se observa es muy variopinto e incluso promiscuo, que nuca se dio tanto mestizaje como el que ha propiciado la posmodernidad. De ahí que las alternativas que ofrece el teatro frente a los productos estándar de las industrias culturales, propicien un ocio más a la medida, más personal y, en consecuencia, menos alienante. Son las ventajas de la artesanía.
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Las Puertas del Drama,
35
(2009), p. 3.
Especial: Teatro del ocio. Consumo del teatro en España.
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"El ocio cautivo"
Perder el tiempo, como dejar correr el agua, podría llegar a considerarse delito ecológico. Aun así, yo suelo solazarme con ese despilfarro, por mucho que la ecología, en su vertiente más eclesiástica, se empeñe en culpabilizarnos hasta por respirar. Vivir el tiempo libre en libertad debería ser el mínimo derecho exigible al modo de vida occidental, aunque de momento parezca inalcanzable. Si entregamos nuestro tiempo a la causa común de construir una sociedad capaz de devolvernos tiempo, tampoco es mucho pedir que no nos lo devuelva envenenado. Que es justo como lo respiramos: con altas emisiones de “ideas CO2".
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Las Puertas del Drama,
34
(2009), p. 3.
Especial: Teatro en las autonomías. |
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"Teatro en porciones"
Nadie clama por nada. En el origen de cada discurso siempre hay un motivo; personal, si, pero no ajeno a la motivación que hace clamar a los demás. Ahí radica el carácter universal del arte, en que todos clamamos por las mismas cuestiones. La temática es zona compartida: nos inquieta la muerte, nos subleva la injusticia, nos excita el sexo; y así, mayores o menores, los temas que nos mueven conciernen igualmente –que no por igual- a todo ser humano. Otra cuestión es cómo los expresamos, la naturaleza del clamor.
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En: J. Campos: A ciegas, Hondarribia, Hiru, col. Skene, 2008, pp. 7-8 y 134-144.
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"Cuaderno de bitácora: A ciegas"”
El propósito, largamente cumplido, de no volver a escribir teatro –fruto del sentimiento de inutilidad que es propio de este oficio-, y la necesidad imperiosa de volver a dramatizar, me pusieron en el brete de tener que hacerme trampa. Y fue así como me vino la idea de escribir un guión de radio. El afán, que no sabe que inventar para seguir adelante.
Manos a la obra, y dando respuesta a la primera pregunta: “¿Dónde están?”, que en esta ocasión formulé incluso antes que “¿Quiénes son?”, se me ocurrió que, lo que fuera, debería ocurrir en la oscuridad. Quería resolver cuanto antes una de las premisas que considero fundamentales en la mayor parte de mis obras: el espacio, y la oscuridad era una escenografía que el oyente podría reproducir con facilidad...
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Las Puertas del Drama, 33 (2008), p. 3.
Especial: Premios Nobel.
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“El detector de intereses”
Desde que Alfred Nobel tuviera el acierto de fundar el galardón con el que prestigia su memoria, ciento cinco escritores de todo el mundo han sido distinguidos con el premio mayor de la lotería literaria, generándose con tales concesiones los consiguientes beneficios mutuos que estos honores conllevan.
Y es que todo premio –no sólo los mayores, también la pedrea– genera un flujo y reflujo mediático que beneficia sobre todo al premiador, que es el que sigue presente cada año y, por supuesto, cómo no, al premiado; pero también a todos los que participan del fenómeno literario, incluidos los receptores...
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Las Puertas del Drama,
32 (2008), p. 3.
Especial: Las situaciones dramáticas.
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"Del color con que se mira"
Junto a las situaciones dramáticas, que permanecen constantes por ser indisociables de nuestra naturaleza, los autores de cada época tratamos situaciones circunstanciales que, si se analizan detenidamente, siempre acaban remitiéndonos a las que nos son primordiales: la pasión y la muerte (Eros y Tanathos), que, junto con el poder en sus distintas variantes (ese afán desquiciante, que todo lo perturba), están en el origen de cualquier situación dramática. Por tanto, más que “de qué” trata la literatura dramática, sería del “cómo” se abordan las distintas temáticas. O, refiriéndonos no al reflejo, sino a lo reflejado, de cómo se viven similares situaciones en distintas épocas y en distintas sociedades.
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Las Puertas del Drama,
31
(2007), p. 3.
Especial: Otras dramaturgias.
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"Mejor un plan (II)"
En cuanto a los contenidos, parece imposible no ya reseñarlos, sino ni siquiera enumerarlos, a modo de índice, en el breve espacio de este escrito, aunque no por ello eludiré un breve comentario de carácter general.
El propósito de que el teatro sea considerado como servicio público, con el que se inicia el documento, y la posterior argumentación que, en este sentido, se incluye en el anexo es -qué duda cabe- la aspiración marco; que, en el caso de conseguirse, potenciaría enormemente el conjunto de actuaciones que en el Plan se contemplan...
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Las Puertas del Drama,
30
(2007), p. 3.
Especial: El texto en el espacio. |
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"Mejor un plan (I)"
No fue fácil; tampoco rápido, pero fue. Más de seis años tardamos en perfilar el documento. No porque no hubiera enfrentamientos, que algunos hubo, aunque no enconados; ni por desidia de los integrandes de la comisión, que el interés en culminar era evidente; sino por su complejidad; y, sobre todo, por la voluntad compartida de hacer un trabajo exhaustivo y minucioso. Analizar el hecho teatral en su globalidad, señalando disfunciones y carencias, y aportar, en lo posible, soluciones no es propósito fácil; máxime si se acomete autoimponiéndose el reto de hacerlo por unanimidad...
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Assaig de Teatre, 57-58 (març 2007), pp. 335-337.
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"Crónica del III Congreso de la Asociación de Autores de Teatro"
«Vamos al encuentro», título del III Congreso de la AAT, hace referencia, cómo no, al carácter de cita que todo congreso implica; pero, sobre todo, da noticia del eje temático al que deberían referirse los contenidos (no siempre fue así, pues el propósito era reflexionar sobre cómo conectar mejor literatura dramática y sociedad. Ése es el encuentro en cuestión.
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Las Puertas del Drama,
29
(2007), p. 3.
Especial: Teatro, ¿por qué? |
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"El teatro especular, un juego necesario"
No ha mucho, Peter Brook declaró en una entrevista que, con el descubrimiento de las neuronas espejo, las neurociencias habían empezado a comprender lo que el teatro había sabido desde siempre.
Pues eso. Desde 1990 ya es conocido el soporte biológico sobre el que se sustenta nuestra empatía: las neuronas especulares. E igual hubiera dado que tal sentimiento se generara en las uñas de los pies -mejor en la frente: los lóbulos frontales le dan otra nobleza-; pues lo que realmente importa no es dónde existe, sino su existencia; la existencia de la emoción compartida, o mejor, inducida; esos mismos sentimientos, esas sensaciones que podemos llegar a experimentar con la sola contemplación de la vivencia ajena.
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En: República de las Letras, 99 (2006), pp. 93-109. Especial: Beckett. Cien años.
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"Muestra Beckett: entre el eco y la huella"
Hace algún tiempo, allá por los cincuenta, un crítico teatral dijo de mí que era un autor beckettiano, y la verdad es que no supe cómo tomármelo, por no saber quién era ese tal Beckett. Años después, conforme le fui conociendo, al no encontrar la semejanza, llegué a pensar que tampoco él debía conocerlo demasiado. Lo más probable es que referidas al teatro rutinario de la época, todas las obras en su opinión “raritas” venían a ser iguales; de ahí que me galardonara con tal adjetivación. Sin embargo, ahora, con mayor perspectiva, cuando mi teatro está más distante aún de la obra de Beckett, puedo aceptar, aunque por distintos motivos, que el crítico en cuestión no andaba del todo descaminado...
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Cuadernos del Ateneo, 21 (2006), pp. 7-12.
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“Lo breve, si breve, no siempre es breve”
No es una cuestión de estilo, como no se trata de un ejercicio de síntesis; tampoco es consecuencia del dictado de la moda, aunque de todo haya. El formato de un texto, su duración, el modo en que el drama se genera es sólo consecuencia del impulso, de la energía, del aliento con que se ponen en marcha sus conflictos.
Como en la creación de un signo de expresión corporal, lo que importa es la proporción que se alcanza entre la energía que lo genera y el movimiento que desarrolla. Detenerse antes o ir más allá del lugar al que nos lleva el impulso son dos modos de restarle efi cacia al signo. Lo que, trasladándonos al campo de la escritura dramática, nos llevará a resultados igualmente desaconsejables: la obra inacabada o interruptus, o la obra sobredimensionada o estirada; caso este último mucho más frecuente...
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