
“Y lo que nos hemos divertido”, me decía Petra ayer, en esos momentos en los que mantener una visión optimista de la vida solo es posible si has militado desde siempre en la coherencia y la generosidad. Hicieron (hicimos) teatro cuando todavía no lo habían convertido en un acto cultural. Cuando hacer teatro era mirar el mundo, reflexionar el mundo y reírse del mundo, para poderlo soportar. Sí, nos hemos divertido, porque es que no había otra: o te divertías ante tanta arbitrariedad o naufragabas en su tristeza. Gracias por vuestra aportación a la gran carcajada que fue el teatro. Esa carcajada con la que nos reíamos de los biempensantes, de los impostores del orden y de los asesinos (sin paliativos). Juan se ha ido, sí, pero se va, y tú lo sabes bien, con la mochila llena de buen amor, de buen hacer y de buen humor.



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