Hace unos días, al ver unos nenúfares en el Parque de Lisboa de Alcorcón, recordé una anécdota que oí contar, siendo yo un crío, en la Tertulia Indaliana de Almería.
Al parecer, paseaban los dos poetas por los jardines de la Alhambra cuando, al borde de un estanque, don Francisco Villaespesa, maravillado, preguntó: “¿Y esas flores flotantes, qué son?”. A lo que le respondió don Rubén Darío: “Son los nenúfares, de los que habla usted tanto en sus poemas”.
Recientemente he conocido otra versión (la de Alvar citando a Unamuno) en la que los paseantes eran: Rubén Darío preguntando y Juan Ramón Jiménez sentenciando. (Villaespesa, al parecer, nunca habló de nenúfares). Aunque lo más probable, según Alvar, es que todo fuera una invención de don Miguel para burlarse de los modernistas.
En cualquier caso, lo cierto es que los que hablamos mucho corremos el riesgo de acabar hablando de lo que no sabemos, por lo que, según miraba el estanque, no podía dejar de preguntarme: ¿Alguna vez habré hablado yo de nenúfares?.
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