Ella consigo misma
OSCURO. Al fondo se escucha el repiqueteo de una vieja máquina de escribir. El postigo entreabierto del balcón deja pasar la luz, que dibuja la silueta de los muebles. Suena el teléfono y, al punto, dejan de teclear. El timbre se repite tres, cuatro veces, pero cuando descuelgan, ya han colgado. Llegó tarde y cuelga sin más. Va a salir de la sala cuando advierte que alguien entra.
MUJER MAYOR.- ¿Quién anda ahí?
MUJER JOVEN.- Disculpe, la puerta estaba abierta. (Seguir leyendo).
Obra teatral breve, sin estrenar.
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