Danza para violín y revólver.
Luisa.- Figúrese, le gustaban las tormentas. ¡Qué hombre! Parece que lo estoy viendo. Y había que verlo: se ponía como loco. Cuando había tormenta, se ponía a cantar. ¡Y cómo cantaba, santo Cielo! A voz en grito, como si quisiera echarle un pulso a los truenos. Siempre pensé que esos desvaríos eran cosas de la guerra. Afición a la muerte y a la pólvora, ya sabe.
Estreno: Festival de Otoño de Madrid, Museo del Ferrocarril, 2000, dentro del espectáculo Danza de ausencias.
Intérprete: Claudia Gravi.
Texto, dirección y espacio escénico: Jesús Campos García |