La acción transcurre en un dormitorio con paredes de cristal. Son paramentos muy moldurados, de tal forma que parecerá que zócalos, plafones, frisos y techo están suspendidos en el aire.
Las nubes que vemos a través de las paredes, envolviendo el cuarto, se transformarán, mansas y plácidas, durante el transcurso de la acción. Aunque en ocasiones se agitarán, en consonancia con lo que ocurra en el interior del dormitorio.
El espacio, ordenado y simétrico, se abre al exterior mediante dos puertas: una, a la izquierda del actor, que da acceso al cuarto de baño, y otra a la derecha, que comunica con el resto de la casa.
Los muebles (dos armarios empotrados, gran cama elevada y con dosel, dos mesitas de noche, un par de butacas y una mesa de centro), apenas esbozados, serán casi aéreos, y denotarán acomodo y un cierto abolengo.
Las sábanas estarán alarmantemente manchadas de sangre.
(Acotación inicial del libreto).
